Problemas comunes durante la lactancia
Lo hemos dicho antes y lo repetiremos de nuevo: la leche materna es el mejor alimento para tu bebé. Además, dar de lactar no solo tiene beneficios para el bebé sino para ti también. Y aunque la mayoría de veces el proceso de lactancia no resulta muy complicado, hay casos en los que pueden surgir algunos problemas.
Aquí tienes un listado de los problemas más comunes para que puedas enfrentarlos y solucionarlos fácilmente.
Un mal agarre del pezón
Esta suele ser la causa principal de casi todos los inconvenientes que surgen durante la lactancia materna. Cuando el bebé coge con sus labios solamente el pezón puede ocasionarte dolor y no alimentarse adecuadamente. Para solucionarlo, haz pinza con tus dedos índice y corazón para coger el pezón e introdúcelo con delicadeza en la boca del bebé, asegurándote de que coja tanto el pezón como parte de la areola.
Presta atención a la posición del bebé. Tal vez su mal agarre se deba a que está incómodo. Apoya con cuidado su cabeza en la cara interna de tu codo y forma un nido alrededor de él con tu brazo. Una almohada de lactancia puede ayudarte a conseguir la postura más adecuada para ambos.
Demasiada leche durante la lactancia
A veces las mamás producen una cantidad excesiva de leche durante los primeros meses. Es necesario que pase un tiempo para que los ritmos de las tomas y las necesidades del bebé regulen la producción de leche.
En estos casos se recomienda ofrecer solo un pecho por toma. De esta manera la producción de leche no se estimula tanto. Si colocas al bebé en el pecho cada vez que lo pida, se estimulará la producción de leche de forma natural. Tómate tu tiempo y respeta su ritmo. La lactancia debe ser una experiencia tranquila y relajada.
Rechazo del pecho
Algunos bebés rechazan el pecho al poco tiempo de haber empezado con la lactancia. Posiblemente se debe a una mala experiencia respecto a la postura o al agarre del pezón. También puede deberse a un perfume, loción o crema de olor fuerte o con sabor desagradable.
Para solucionarlo, no uses cosméticos ni perfumes y sigue ofreciendo el pecho a tu bebé. Para estimular el reflejo de succión del pequeño lo mejor es armarte de paciencia y colocar al bebé al pecho el tiempo que haga falta.
Descompensación de los pechos
A muchas mamás les sucede que producen mucha más cantidad de leche en uno de los pechos. Esta descompensación suele deberse a que no se deja al bebé el tiempo suficiente como para que vacíe ambos pechos por igual.
Cuando “obligamos” al bebé a tomar de dos pechos en una misma toma casi seguro tomará menos del segundo pecho que del primero. Por eso es mejor que no interrumpas la succión para cambiarle de pecho. Dale todo el tiempo que necesite para vaciar el primero de los pechos y solo ofrécele el segundo si lo pide.
Debes asegurarte que en la siguiente toma el bebé empiece por el pecho en el que se entretuvo menos tiempo, de manera que ambos pechos sean estimulados por igual para la producción de leche.
Dolor o grietas en los pezones
Las causas más comunes del dolor en los pezones son la mala colocación del bebé y la mala succión. Para poner fin al problema, prueba distintas posiciones para amamantar hasta encontrar aquella en la que ambos se sientan igual de cómodos.
Si aplicas paños calientes encima del pecho antes de dar de lactar al bebé facilitarás la salida de la leche y la zona dolorida del pecho no se resentirá tanto con la succión. Es importante que cuides y protejas la zona dolorida para no provocar nuevas grietas en la piel.
También es recomendable extender unas gotitas de la misma leche materna sobre los pezones tras cada toma o utilizar cremas específicas para ablandar el tejido y evitar que se agriete aún más.
Obstrucción de leche materna
Si la leche no puede salir adecuadamente, puede dar lugar a la congestión del pecho y podrían aparecer ganglios y enrojecimiento. Una posible causa es que el bebé no mame de un pecho o que no lo vacíe por completo. Otra razón podría deberse al uso de un sujetador demasiado apretado.
Lo más importante es actuar correctamente ante el primer indicio de obstrucción. Así evitaremos que el problema cause un mal mayor, como una mastitis o infección.
Para evitar una obstrucción procura poner más tiempo el bebé en el pecho con problemas para que intente estimularlo. También resulta aconsejable intentar estimular el flujo de leche con compresas o agua caliente. Y si ninguna de estas medidas es suficiente, un masaje suave del pecho puede ser de gran ayuda.
Mastitis o inflamación de la mama
Una mastitis es una infección de los senos. Esta puede darse por una congestión sin tratamiento adecuado ya que la leche materna caliente es un caldo de cultivo ideal para los gérmenes. La mastitis que no ha presentado síntomas previos de congestión puede deberse a heridas en la piel de los pezones que no se hayan tratado adecuadamente.
Para reducir el riesgo de mastitis infecciosa es importante lavarse bien las manos antes de la manipulación de los pezones y prestar atención a cualquier síntoma de enrojecimiento, dolor, fiebre u obstrucción. También es importante cambiar a menudo la posición de amamantar y no interrumpir la lactancia ya que, aunque pueda provocar molestias en el seno afectado, en realidad la succión del bebé es la solución más rápida y eficaz contra el problema. Si la situación no mejora después de varios días te recomendamos visitar al ginecólogo.
Una mala postura
Una mala postura a la hora de dar de lactar puede causar dolor de espalda, de cervicales o abdominales.
La postura adecuada para amamantar el bebé se consigue sentándote con la espalda recta y sin doblar el cuello. Las almohadas de lactancia resultan útiles para descargar parte del peso del bebé en ellas y asegurarnos de tener una postura correcta para ambos.
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